Mi camino a casa comenzó igual que el de los demás compañeros. Yo era un estudiante de primer año en la Universidad del Estado de Oklahoma y me dirigía a casa para pasar mis vacaciones de navidad. Como cualquier otro adolescente, la última cosa que pasó por mi cabeza fue verificar los niveles de los fluidos de mi auto (mi padre siempre me lo decía, pero como siempre, rara vez le hacía caso) antes de comenzar mi viaje de seis horas al suroeste rural de Kansas.
Había conducido como dos horas cuando noté, en el indicador de temperatura en el tablero de mi auto, que esta comenzaba a elevarse. Sin saber qué estaba pasando, me estacioné en una gasolinera para revisar el radiador. Luego de esperar a que el motor se enfriara, abrí la tapa del radiador y lo llené con una mezcla de agua y anticongelante, sin preguntarme por qué estaba tan bajo el nivel. Iniciando de nuevo mi camino a casa, mi auto comenzó a chisporrotear, muriendo después de poco tiempo. Después de un corto recorrido hasta un taller mecánico del lugar, descubrimos que el múltiple (manifold) de admisión se había agrietado, permitiendo el paso de refrigerante al bloque del motor. Este fluido en la parte superior de los pistones hizo que las bielas se doblaran y se quemaran las válvulas. También causó serios efectos sobre el lubricante del motor.
La contaminación con glicol es común en los aceites de motor de combustión interna y puede alterar seriamente las propiedades del aceite. El anticongelante origina espesamiento en el aceite, incrementado su viscosidad, haciendo que este no fluya tan fácilmente como cuando está nuevo o sin contaminación. Esto causa lubricación a película límite en aquellos componentes del motor que requieren de un aceite con baja viscosidad para protegerse y lubricarse adecuadamente. También crea un ambiente ácido en el aceite, dando como resultado corrosión del sistema, sobre todo en las superficies de cobre o sus aleaciones. De igual manera compromete el desempeño del aditivo del aceite.
Esta imagen ilustra la formación de las bolas de aceite.
Una vez contaminado el aceite, continúa fluyendo por la misma ruta, desde el cárter, dentro del cigüeñal, a través de los demás componentes del motor y a través del filtro. Con esta contaminación con glicol, los filtros comienzan a taparse prematuramente, lo que causa una disminución del flujo y eventualmente, una vez que se alcanza la presión de apertura de la válvula de derivación (by-pass), una condición en la cual el aceite pasará al motor sin pasar por el filtro. Esto permitirá que las partículas que normalmente son filtradas, permanezcan en el aceite, deteriorando la película lubricante, dando como resultado daño en las superficies de los componentes del motor.
El anticongelante también se mezcla con el lubricante formado pequeños glóbulos conocidos como bolas de aceite. A pesar de que son muy pequeñas, normalmente entre 5 y 40 micrones, pueden causar muchos problemas. Estas bolas son abrasivas y generar erosión sobre las superficies. Un lugar común donde esto puede verse, es en las paredes interiores de los cilindros, donde las bolas de aceite pueden cortar y pulir las paredes. Pueden causar cualquier tipo de fatiga en las superficies y conducir a fallas de lubricación en las áreas donde las tolerancias son muy ajustadas.
A pesar de ser muy pequeñas, las bolas de aceite pueden causar muchos problemas
A pesar de ser muy pequeñas, las bolas de aceite pueden causar muchos problemas
El primer paso para combatir este problema es aceptar que tiene una fuga de refrigerante. Una forma muy sencilla de determinar si hay alguna fuga es mediante la revisión de los niveles de aceite y refrigerante. Si nota que los niveles cambian, trate de encontrar la fuga de refrigerante. Reparar la fuga debe ser su primera prioridad; de otra manera, cualquier acción que usted tome para descontaminar el aceite será en vano. Para la mayoría de los motores con cárteres de aceite pequeños, un cambio de aceite después de reparar la fuga de refrigerante será suficiente para que cualquier contaminación remanente sea mitigada por el aceite nuevo.
En sistemas con grandes volúmenes de aceite, las fugas pequeñas pueden ser difíciles de detectar. El análisis de aceite puede revelar la presencia de glicol en diferentes formas. Una filtración por membrana puede mostrar lodos o precipitados relacionados con este tipo de contaminación. La prueba de la gota de aceite sobre papel cromatográfico también puede indicar una contaminación con glicol. Si el aceite tiene una apariencia espesa y no se dispersa bien sobre el papel cromatográfico, la causa puede ser la contaminación con glicol.
Aunque han pasado algunos años desde que me ocurrió esa avería camino a casa, la lección aprendida sigue siendo de mucha utilidad hasta el día de hoy. Las inspecciones sencillas en todo tipo de máquinas proporcionan información muy valiosa en cuanto a sus condiciones y nos brindan la seguridad de que están operando confiablemente.
62%
de los profesionales de lubricación señalan que la contaminación con glicol les ha causado problemas en los equipos de sus empresas, de acuerdo a una encuesta reciente llevada a cabo en machinerylubrication.com
Noria Corporation. Traducido por Roberto Trujillo Corona, Noria Latín América.