Cómo administrar problemas hidráulicos complejos

Nov. 8, 2013

Autor: Comunicación Noria

Última actualización: 04/26/24

En 1935, la Fuerza Aérea del Ejército de los EE.UU. sostuvo un «enfrentamiento” entre dos aeronaves que competían para ganar el contrato para producir el próximo bombardero de largo alcance de los militares. La competencia se consideraba una mera formalidad, ya que el Boeing modelo 299 era la opción lógica. Podría llevar cinco veces la cantidad de bombas especificadas por el ejército y volar hasta dos veces más rápido que los bombarderos anteriores.

En el lugar y el tiempo asignado, un pequeño grupo de altos mandos del ejército y representantes de los fabricantes vieron como el avión de prueba modelo 299 rodó sobre la pista. El avión despegó sin esfuerzo y subió abruptamente a 300 pies. El pequeño grupo de espectadores vio con horror cómo el avión se detuvo de repente y cayó desde el cielo.

El avión de prueba modelo 299 explotó en una bola de fuego cuando se estrelló contra el piso, matando a dos de los cinco miembros de la tripulación, incluido el piloto.

La investigación posterior reveló que no había problema mecánico en la aeronave. El accidente fue causado por un error del piloto. El modelo 299 era significativamente más complejo que cualquier aeronave anterior. Este nuevo avión requería que el piloto controlara cuatro motores, cada uno con su propia mezcla de aire-combustible, tren de aterrizaje retráctil, alerones, timón de profundidad eléctrico, hélices de paso variable y muchos otros accesorios. Al tener que hacer todo esto, el piloto había olvidado liberar un mecanismo que bloqueaba los controles de profundidad y dirección.

80%

De los visitantes a machinerylubrication.com utilizan listas de verificación para las tareas de mantenimiento de sus plantas.

Como resultado, se consideró “demasiado avión para volarlo un solo hombre”. El ejército declaró a la competidora Douglas como la ganadora, y Boeing casi se fue a la quiebra.
La historia no termina allí, pero primero les explicaré la razón por la que traje a colación este relato y por qué nos importa hoy a todos nosotros, a casi 80 años de los hechos. Esta historia trata de cómo lidiar con la complejidad y es una ilustración gráfica de cómo el avance tecnológico y la complejidad que genera a menudo trae consigo lo que Atul Gawande describe en su libro, The Checklist Manifesto, como «formas totalmente nuevas de fracasar».

Aunque usted  no lo crea, la complejidad es una ciencia por sí sola. En el libro de Gawande, él se refiere a la obra de dos profesores en este campo, Brenda Zimmerman de la Universidad de York y Sholom Glouberman de la Universidad de Toronto, que han desarrollado un sistema de clasificación de tres niveles para los diferentes tipos de problemas que se enfrentan en el mundo: sencillo, complicado y complejo.

Los problemas sencillos, sugieren ellos, son como hornear un pastel. Hay una receta y, a veces, algunas técnicas básicas que aprender, pero una vez que se dominan, hay una alta probabilidad de éxito si se sigue la receta.

El poder de La listas de verificación

“En condiciones de complejidad, nuestros cerebros no son suficientes «, dijo Atul Gawande durante una reciente serie de conferencias. «Vamos a fallar. El conocimiento ha superado nuestras capacidades. Pero con grupos de personas que pueden trabajar juntos y tomar ventaja de varios cerebros preparándose disciplinadamente, podemos hacer grandes y ambiciosas cosas. Cuando recurrimos a cosas como una lista de verificación, vemos algo simple, modesto, ignorado y creo que mal entendido. Pero cuando nos fijamos en nuestras debilidades y luego prestamos atención a cómo funciona una lista de verificación para complementar las carencias de nuestro cerebro y las dificultades que tienen nuestros equipos para hacer las cosas en conjunto, usted se da cuenta de que una idea como esta puede ser transformadora”.

Los problemas complicados son como enviar una nave espacial a la luna. No hay una receta sencilla. Hay contratiempos imprevistos. La coordinación y planeación son fundamentales para el éxito. Sin embargo, una vez que ha descubierto la manera de enviar un cohete a la luna, el proceso puede ser repetido y perfeccionado.

Los problemas complejos son como la crianza de un niño. Cada niño es único. Aun cuando criar un hijo proporciona experiencia, no garantiza el éxito en la crianza de otro. En estas situaciones, la experiencia es valiosa, pero no necesariamente suficiente. Los resultados de los problemas complejos también son muy inciertos.

Esta jerarquía de problemas tiene su mérito, pero se dice que las personas que lo inventaron son profesores de la complejidad y no de la simplicidad. Yo tengo un sistema alternativo de clasificación de problemas que nunca se publicará en una revista académica, pero que tiene la misma aplicación práctica. Trata de problemas evidentes e invisibles.

Los problemas evidentes son los que podemos o debemos ver y manejar, pero que ignoramos alegremente mientras nos consumimos tratando de encontrar los invisibles. Por ejemplo, el calentamiento global sigue siendo en muchos aspectos un problema invisible. Por otra parte, los miles de hornos de carbón que expiden nubes de humo a la atmósfera en todo el mundo son un problema evidente. Si la atención se centra en resolver el problema evidente (la contaminación global y el smog), el argumento a largo plazo sobre el problema invisible (calentamiento global) puede incluso ser innecesario.

Ambos sistemas de clasificación de problemas tienen aplicación. Por ejemplo, según la definición de los profesores, la solución de problemas es un problema complejo. El éxito  en la solución de cierto problema no garantiza el éxito en otro. La experiencia es valiosa pero no necesariamente suficiente. Además, el resultado es a menudo incierto.

Esto no significa que la causa del problema siempre sea visible. A menudo no lo es. Un problema puede ser complejo en apariencia, pero su causalidad (y solución) puede ser bastante obvia. Por ello, el proceso de solución de problemas siempre debe comenzar controlando y eliminando primero todas las cosas fáciles y evidentes. Resista la tentación de ir en busca de lo invisible, a menos hasta que esté obligado a hacerlo.

El aumento en la complejidad, combinado con una cantidad abrumadora de trabajo y una muy limitada disponibilidad de tiempo en la actualidad, a menudo significa que la única manera de sobrevivir es abordando los problemas más grandes a su mínima profundidad. Esta es una posición frustrante, inútil y a veces mortal.

No fue diferente en la historia de 1935. A pesar de que el modelo 299 se había declarado «demasiado avión para ser volado por un solo hombre» algunos infiltrados militares estaban convencidos de que era capaz de volar. Así que se compraron varios aviones a prueba, y un grupo de pilotos de pruebas del ejército se reunieron para decidir qué hacer. Llegaron a la conclusión de que volar este nuevo avión era demasiado complicado para dejarlo a la memoria de un solo hombre, sin importar qué tan bien preparado estuviera. Así que crearon la primera lista de verificación para el piloto.

El resultado, como se indica en el libro de Gawande, fue que el modelo 299 pasó a volar 1,800,000 millas sin un solo accidente. El ejército acabó ordenando 13,000 unidades de lo que se convirtió en el bombardero B-17, un avión que le dio a los Estados Unidos una decisiva ventaja en el aire durante la Segunda Guerra Mundial.

Este resultado le da a las listas de verificación una alta valoración como herramientas para enfrentar la complejidad (y los peligros de depender de la memoria). El uso de listas de verificación es algo que durante mucho tiempo he considerado de amplia aplicación práctica en la hidráulica. En el libro “Insider Secrets to Hydraulic”, expongo los beneficios de desarrollar y usar una lista de verificación previa al arranque para evitar la «mortalidad infantil». En la revista Machinery Lubrication, se ha discutido a cierto nivel de detalle la idea de listas de verificación previas a la compra de maquinaria. Más recientemente, he desarrollado un proceso y listas de verificación complementarias para la solución efectiva de problemas. Estos ejemplos no son en absoluto exhaustivos.

Es evidente que el ritmo de los avances tecnológicos no muestra signos de desaceleración. En todo caso, está acelerando. Esto significa que los profesionales de mantenimiento del siglo 21 no sólo deben ser competentes solucionadores de problemas, sino que también deben ser capaces de lidiar con la complejidad y ganar. Las listas de verificación pueden ser de gran ayuda en este sentido. Los pilotos de hoy en día están capacitados para confiar en ellas. ¿Por qué nosotros no deberíamos hacer lo mismo?

Noria Corporation. Traducido por Roberto Trujillo Corona, Noria Latín América.

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