
El proceso que sigue un lubricante desde su refinación hasta su puesta en servicio es crucial, y cualquier deficiencia en ese proceso puede comprometer todo el programa de lubricación. Un programa de recepción y almacenamiento de lubricantes de clase mundial no se construye al azar, sino que representa el vínculo vital entre la recepción y la aplicación.
Estos programas se construyen meticulosamente desde cero, con procesos aparentemente rutinarios que garantizan la integridad del lubricante, maximizan la confiabilidad de la maquinaria y logran la excelencia en lubricación. Al dominar estos elementos fundamentales, una instalación puede optimizar su programa de lubricación para alcanzar la excelencia.
Recepción de lubricantes nuevos

El recorrido de un lubricante desde la refinería hasta la máquina está plagado de posibles inconvenientes. Si bien se le da mucha importancia al almacenamiento, la manipulación y la aplicación adecuados, a menudo se pasa por alto el primer paso crucial: la recepción del lubricante. Esta etapa inicial marca la pauta de todo el programa de lubricación. Un proceso de recepción mal ejecutado puede introducir contaminantes, comprometer la calidad del lubricante y provocar fallas prematuras en la maquinaria, costosos tiempos de paro y una disminución de la productividad.
Considere la recepción de lubricantes como un punto de control de calidad. Es el momento de verificar que lo entregado cumpla con las especificaciones, los estándares de limpieza y la calidad general esperada. Esto implica más que simplemente firmar un recibo de entrega. Requiere de una inspección meticulosa de los contenedores, una revisión exhaustiva de la documentación y, en algunos casos, pruebas en sitio.
Un aspecto importante por comprender es que el aceite nuevo no es sinónimo de aceite limpio. Esto significa que, al establecer un protocolo robusto de recepción, un programa va mucho más allá de simplemente aceptar una entrega; sienta las bases para un programa de lubricación exitoso. Este enfoque proactivo garantiza que solo lubricantes limpios y de alta calidad ingresen a las instalaciones, protegiendo así la maquinaria crítica y maximizando la inversión en las instalaciones.
Establecimiento de estándares de limpieza
A su llegada, cada entrega de lubricante debe someterse a una rigurosa inspección. Esto incluye verificar la integridad del contenedor, detectar fugas o daños y confirmar que el producto se ajusta a la documentación adjunta. Se deben tomar muestras y analizar sus propiedades clave, como la viscosidad, el contenido de agua, los niveles de aditivos y el conteo de partículas, para garantizar el cumplimiento de las especificaciones.
Por ejemplo, un indicador y una métrica clave para las prácticas de recepción de lubricantes se refiere a la limpieza del lubricante: el estándar ISO 4406. Con la norma ISO 4406, la limpieza del lubricante se mide mediante un contador de partículas y se informa según esta norma ISO. Al utilizar esta norma, las instalaciones pueden establecer y mantener objetivos de limpieza firmes, lo que ayuda a establecer un punto de referencia sobre el grado de limpieza que deben tener diversos lubricantes para cumplir correctamente con las aplicaciones previstas. Esto también crea un proceso de recepción de lubricantes consistente, lo que ayuda a garantizar el cumplimiento y mantenimiento de los estándares en todos los ámbitos para prevenir la contaminación de las máquinas y reducir las fallas críticas de los activos.
Esta misma idea se puede aplicar directamente al objetivo de humedad del lubricante, donde una instalación puede determinar rápidamente la cantidad de agua presente en un lubricante. Los valores de sequedad y limpieza reportados también pueden garantizar que los lubricantes recibidos cumplan con las expectativas del proveedor. Si estos objetivos no se cumplen regularmente, una instalación podría verse en la necesidad de cambiar de proveedor de lubricantes.
Si bien estos pasos a menudo se pasan por alto, pueden tener un impacto significativo en la prevención de la contaminación en toda la instalación. Para respaldar estos esfuerzos, se debe implementar una lista de verificación detallada en la recepción para estandarizar el proceso y garantizar que no se omita ningún paso crítico. Al priorizar la recepción de lubricantes, una instalación no solo recibe un envío, sino que también protege activamente la maquinaria esencial y ayuda a garantizar la eficacia a largo plazo de su programa de lubricación.
La importancia del almacenamiento adecuado de lubricantes

Dado que la inversión de una planta en lubricantes de alta calidad es tan valiosa como su estado al aplicarlos a la maquinaria, la labor de un programa de gestión de lubricación de clase mundial no termina en los andenes de recepción. También debe incluir prácticas adecuadas de almacenamiento de lubricantes.
El almacenamiento adecuado de lubricantes no se trata solo de orden, sino de proteger todo el programa de lubricación. Un almacenamiento inadecuado puede reducir silenciosamente el desempeño del lubricante al permitir la entrada de contaminación, degradando así sus propiedades. Esto puede convertir la lubricación de una instalación, de ser un factor clave para el desempeño, en una amenaza potencial para toda la maquinaria crítica. Un entorno de almacenamiento bien organizado y controlado impacta la calidad del lubricante, la longevidad de la maquinaria y la eficiencia general del mantenimiento.
Los lubricantes no son solo fluidos, sino activos esenciales de los sistemas mecánicos. Para garantizar un rendimiento óptimo, una instalación debe tratarlos con el mismo cuidado que a cualquier otro activo crítico. Un almacenamiento adecuado protege la calidad del lubricante, previene la contaminación y minimiza el riesgo de degradación prematura, garantizando así que solo se utilicen lubricantes limpios y eficaces.
Protección contra el tiempo y los elementos
Un espacio de almacenamiento dedicado es esencial para proteger los lubricantes y mantener su disponibilidad. El entorno circundante desempeña un rol fundamental en la preservación de la integridad del lubricante. Factores imprevistos, como las temperaturas extremas, las fluctuaciones de temperatura, el polvo del ambiente y la humedad, pueden comprometer las propiedades protectoras de los lubricantes almacenados.
Estas condiciones ambientales facilitan la circulación del aire, lo que provoca que los contenedores de lubricante «inhalen» contaminantes, por ejemplo, a través de aberturas en tapones sueltos de los tambores. Este proceso permite la entrada de humedad, partículas y aire al contenedor, lo que compromete directamente la calidad y la eficacia de la base lubricante y el paquete de aditivos.
La gestión eficaz de los lubricantes también requiere comprender que estos sufren una degradación natural con el tiempo. Si bien las guías del fabricante proporcionan una base para determinar la vida útil, las especificaciones del lubricante deben verificarse en el momento de la entrega debido a las variaciones en los paquetes de aditivos. El almacenamiento inmediato en condiciones óptimas es esencial. La limpieza y la eficiencia de un cuarto de lubricación influyen directamente en la longevidad y la eficacia del lubricante.
Se debe emplear un sistema de primeras entradas, primeras salidas (PEPS/FIFO) para mantener la calidad del lubricante, garantizando que las existencias más antiguas se utilicen primero. Además, es esencial una gestión precisa del inventario y un equilibrio entre los niveles mínimos y máximos de existencias. El exceso de inventario ocupa valioso espacio de almacenamiento y aumenta el riesgo de degradación y deterioro prematuro del lubricante.
Conclusión
El camino hacia la excelencia en lubricación no es un solo paso, sino una serie de pasos deliberados. En definitiva, un programa de lubricación de primera clase busca prevenir la contaminación y suministrar lubricantes de alta calidad de forma constante a la maquinaria crítica.
Lograr este programa de lubricación de clase mundial depende de establecer y mantener un enfoque proactivo y meticuloso para la recepción y el almacenamiento de los lubricantes. Estos procesos, aparentemente rutinarios, son, de hecho, el pilar de la confiabilidad de la maquinaria y la excelencia operacional.
Al tratar los lubricantes como activos vitales y priorizar la limpieza y el control del medio ambiente, las instalaciones pueden prevenir la contaminación, extender la vida útil del lubricante y, en última instancia, alcanzar estándares de clase mundial en la gestión de la lubricación.
Noria Media. Traducción por Roberto Trujillo Corona, Noria Latín América